MÉTODO MEZIERES EN TOLOSA
El Método Mézières es una técnica de fisioterapia creada y elaborada desde 1947 por la fisioterapeuta francesa Françoise Mézières. Esta terapia trata al paciente de forma individual y dentro de una visión global de la mecánica corporal. El objetivo de este método será mejorar la postura corporal y aliviar el dolor mediante un reequilibrio de las cadenas musculares y articulares, basándose en ejercicios de estiramientos activos globales.

El tratamiento comienza con una valoración exhaustiva del paciente y su patología, incluyendo una entrevista y un detallado examen físico de las cadenas musculares y su postura global para poder marcarse unos objetivos concretos e individuales para cada paciente.
Para tratar el desequilibrio de las cadenas musculares, F. Mézières propone un conjunto de posturas activas realizadas bajo un control respiratorio específico. El fisioterapeuta ayuda, guía y controla el trabajo del paciente mientras éste realiza la postura. Por lo tanto, en este tipo de trabajo global es indispensable la presencia del fisioterapeuta.
Se emplean igualmente otras técnicas de fisioterapia, siempre desde un enfoque global como el masaje o la eutonía y propiocepción. Estas dos últimas son parte fundamental del tratamiento ya que ayudarán a crear nuevos esquemas posturales y de movimiento en la corteza cerebral, y así conseguir que los cambios producidos durante el tratamiento perduren en el tiempo.

La estática y los movimientos del ser humano se realizan gracias a la acción conjunta de huesos, articulaciones y músculos. Esta biomecánica global se desarrolla gracias al sistema de cadenas articulares y musculares, que se desequilibran de manera particular en cada persona y que, con el tiempo, pueden ser origen de muchas lesiones.
Método Mézieres está indicado en:
-Desviaciones y deformidades ortopédicas en el adulto y el adolescente.
Escoliosis, hiperlordosis, hipercifosis, etc.
-Secuelas de traumatismos y enfermedades neurológicas
Deformidades articulares, tensiones musculares, etc.
Además del papel terapéutico que Mézières aporta a numerosas patologías, también tiene una vocación preventiva muy importante. De este modo la persona adquiere unas herramientas de "autoaprendizaje" que le permiten restaurar la fisiología de sus articulaciones, músculos, respiración y sistema nervioso mejorando globalmente su salud.
Beneficios del Método Méziéres
Cuerpo flexible, espalda sana
Equilibra y relaja la espalda. Si las vértebras y los músculos trabajan en equilibrio, el desgaste y el sufrimiento de la espalda será menor. Conseguimos un cuerpo flexible, armónico y coordinado, respetando los ritmos corporales.
Recupera la armonía de las curvas de la espalda, la libertad de hombros, cervicales y cabeza, realzando la belleza postural. Devuelve a los pies las sensaciones de libertad y estabilidad siendo la base de una postura sana y equilibrada. Mejora la respiración y su relación con la postura, mejorando globalmente la salud.
Elimina las tensiones y el dolor
Elimina las contracturas y tensiones musculares llegando a las causas que las provocan. Mejora en gran medida el dolor crónico. Disminuye el estrés y mejora el equilibrio cuerpo-mente, gracias a la relajación de las cadenas musculares y a la mejora de la conciencia corporal global.
Se basa en cuatro principios fundamentales
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La unidad corporal y las cadenas musculares
El Método Mézières aborda el dolor local teniendo en cuenta al cuerpo en su globalidad.
En numerosas ocasiones los protocolos que se utilizan para el tratamiento de problemas articulares o musculares es excesivamente analítico. Ante una dolencia de espalda no es infrecuente escuchar comentarios del tipo "tiene usted que tonificar su espalda y sus abdominales".
La visión del mezierista considera que muchos dolores y deformidades de la espalda no se deben a una debilidad muscular sino, en muchas ocasiones, a la rigidez de los tejidos como músculos y fascias. La reeducación deberá ser global ya que el funcionamiento de los músculos es global, unos se relacionan con los otros formando cadenas musculares, particularmente la cadena posterior que se extiende desde el cráneo hasta los dedos de los pies. En consecuencia, se deberá insistir sobre la flexibilidad muscular respetando las capacidades de cada individuo.
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La lordodis y la deformidad
Definimos lordosis como la concavidad de la curva de la espalda, de este modo tenemos dos lordosis, la cervical y la lumbar. Cuando hablamos de hiperlordosis nos referimos a un aumento del arco lumbar.
Cuando la hiperlordosis es debida a una rigidez muscular, no es suficiente con estirar esos músculos de forma analítica porque la tensión se trasmitirá a otra parte del cuerpo: al cuello, a las piernas, al tórax, etc. Cualquier intento de reducir la hiperlosdosis de su cuello, provocará automáticamente un aumento de la lordosis de sus lumbares, y viceversa. Es como si la lordosis se moviera de un lado hacia el otro. De ahí la importancia de flexibilizar esos músculos al tiempo que se controlan las demás partes del cuerpo afín de evitar compensaciones y deformidades.
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El diafragma: respiración y postura
El diafragma no es sólo un músculo de la respiración. Por un lado sus inserciones sobre las vértebras, influye en la forma de nuestra espalda y también sobre la dinámica del cuerpo. Su ubicación y su multifuncionalidad le otorgan un papel clave en la reeducación global. Es frecuente encontrar alteraciones posturales asociados a una mala mecánica del tórax, de ahí la necesidad de trabajar simultáneamente los ejercicios posturales con una respiración adecuada.
No se trata de enseñar a respirar sino de mejorar la mecánica torácica para que los músculos respiratorios funcionen mejor.
Para entender mejor este reflejo, lo ilustraremos con un ejemplo. Es fácil comprender qué sucede cuando sufrimos un esguince de tobillo. Los músculos encargados de estabilizar la articulación se contraen con el objetivo de "fijar y proteger" los ligamentos lesionados. Para huir del dolor, cambiamos el apoyo del pie y la forma de caminar. Todo ello se realiza de manera automática e inconsciente por el sistema neuromuscular. Con el tiempo, usted puede acudir a su fisioterapeuta por una lumbalgia. Quizás la causa de su dolor actual sea debido al reajuste que sus articulaciones tuvieron que hacer para caminar sin dolor cuando tuvo el esquince de tobillo.
Estas compensaciones que nuestro cuerpo realiza para evitar u ocultar el dolor, requieren una visión global de la deformidad y del síntoma. Bajo esta concepción y siguiendo el ejemplo anterior, no deberíamos únicamente tratar la consecuencia, es decir, el dolor de la espalda, sino también el buen apoyo del pie.